Fin de semana en el Salón del cómic de Barcelona, día 2
By laparca
Continuando con la historia de Barcelona, amanecimos con los peores pronósticos. Según riva, el suelo no paró de temblar en toda la noche y sumado a esto el gran monstruo bob la estuvo persiguiendo. Para moriarty fue igualmente mala la noche, por lo que se ve los venenos consumidos el día anterior le afectaron más de lo esperado no permitiéndole conseguir una postura cómoda en el lecho que se encontraba. Esto hizo que no se levantaran con buena cara, cansados y no muy desilusionados pues el pronóstico del tiempo antes de partir de Madrid era lluvia a raudales.
Tras el aseo matutino, bajamos a descubrir el comedor del albergue. Había barra libre de desayuno, compuesto principalmente por cereales, colacao, exóticos zumos y tostadas. La verdad es que no sabíamos como funcionaba este nuevo tipo de autoservicio, así que tuvimos que tantearlo un poco. Por lo que pudimos comprender, la cocina estaba abierta a todo el mundo, eso sí, lo que manchas lo limpias. También teníamos que prepararnos nosotros nuestro desayuno. Era como estar en casa, pero sin madre (bueno, el desayuno ya no me lo prepara ella).
Con la lección aprendida para el próximo día, partimos rumbo al saló comprobando que el tiempo era soleado y que tenía poco aspecto de que fuera a llover. Esto nos animó a continuar. Además, habíamos quedado con la reina del hielo para comer en un restaurante italiano, aunque aún no habíamos tenido noticias de ella. Por el camino estuvimos haciendo planes y decidimos que debíamos empezar a hacer cola a las 15:30 para que nos firmasen. Y es que el objetivo principal del viaje era conseguir la firma de Terry Moore, ídolo de la infancia de riva (por decir algo).
Esperábamos las llamadas de virc, de jorge y de meri para hacer los planes de campaña para ese día; igualmente esperábamos a una amiga de riva, Marina. Con esta idea entramos en el saló, no sin antes sorprendernos de la cola que había para la compra de entradas. Por suerte la entrada fue tranquila y no supuso ningún problema.
En el interior ya pudimos ver que la afluencia de personas ávidas de cómics había crecido significativamente y suponíamos que iría a más a lo largo del día. Aprovechamos para hacer más fotografías y buscar algunos regalos, que había cumpleaños con los que cumplir.
Tras un par de vueltas por el saló llega la primera llamada, que resultó ser Marina. Quedamos con ella y nos sentamos a esperar. A lo largo de la mañana vamos perdiendo la esperanza de ir con los demás a comer, ya empezaba a hacerse tarde y si queríamos llegar a la sesión de firmas debíamos empezar a pensar en partir a comer. Así que cuando llegó nuestra nueva invitada nos propusimos ir a comer, no había tiempo para esperar más.
Rumbo puesto hacia la comida, seguimos un rastro que curiosamente nos llevo a la misma avenida que recorremos para ir del albergue al la fira. Y no tiene nada que ver conque hubiese más restaurantes y bares por centímetro cuadrado que personas. Durante la travesía empezó a llamar la gente, todos acababan de levantarse, por lo que ya nos pusimos a comer sin demora.
Terminamos comiendo en una especie de abrevadero, donde la carne muy hecha y de poca calidad, con un sabor que mejor ocultar con todas las salsas posibles hizo que no disfrutaramos apenas de la comida y nos permitió concentrarnos más en hablar en contrar anécdotas.
Tras llenar nuestro buches volvimos para hacer cola para las firmas mientras riva y Marina echaban un último vistazo al saló (hay que cuidar a las invitadas). Cuando llegamos a la zona de firmas, nos encontramos a Milo Manara, famoso en el mundo entero por sus historias para levantar los ánimos con alegres señoritas. Esto no sería un hecho relevante si no fuera que hacía cerca de tres hora que terminó su turno de firma, lo que suponía que debió pasar casi cuatro horas firmando como un campeón; algunos pensamos que se debe a que tiene la mano bien entrenada…
Nos tocó aún esperar una hora antes de que llegase Terry Moore y poder ver relucir en la cara de riva una sonrisa de oreja a oreja. Mientras esperábamos llegó virc y al poco apareció también pic, pero por desgracia no pudieron unirse a nuestro regocijo puesto que cerraron la cola para las firmas bastante pronto y no les dió tiempo a llegar 🙁
Permitimos pasar en primer lugar a riva, ésta se dedico a hablar con Terry y de recordarle que le mandó algunos correos y que ya no le quería como antes, que ahora era todo distinto y esas cosas que tiene el amor. Tras el gran desenlace, me firmó a mi, aunque en realidad le estaba firmando a otra persona, yo sólo le hacía el favor. Y finalmente pasó mori, alias deivid, que le pidió a Terry que le dibujara un David (uno de los personajes de la serie Strangers in Paradise).
Felices y contentos partimos a dar el último repaso a los stands, no fuera que nos dejáramos algo sin habernos dado cuenta. Y nos despedimos del saló; «hasta la próxima» le dijimos y salimos a esperar a que saliese virc y petita.
Todos reunidos tras la espera hicimos llamadas a la reina del hielo para quedar para cenar. De nuevo rumbo a la rambla donde nos esperaba meri y cia. Emprendimos en este momento la ardua tarea de encontrar un lugar donde cenar. Y es que a cada sitio que íbamos o estaba cerrado o el monstruo bob asomaba por las inmediaciones (algún día escribiré sobre este carismático monstruo). Finalmente hallamos reposo en un italiano. A la mesa asistimos meri, virc, helena (creo que se llamaba así), riva, mori, raul, sergio (vuelve a pasarme lo mismo que con helena) y yo. Estuvimos contando historias y chistes. La cena resultó tranquila y divertida, repostamos las energías gastadas durante el día y nos reímos mucho.
Por desgracia las obligaciones nos hicieron volver, ya que aunque no teníamos necesidad de madrugar, debíamos desalojar la habitación del albergue por la mañana 🙁 Así que tocó tocar retirada y de vuelta al albergue para poder dormir. Nos metimos en nuestros lechos cerca de las 12 de la noche.