Fin de semana en el Salón del cómic de Barcelona
By laparca
Bastante gente me ha dicho que escriba que tal lo pasamos y qué hicimos en el salón del cómic de Barcelona. Y teniendo en cuenta que ya ha pasado una semana desde que volví me parece adecuado contestar. También he de decir que espero subir esta semana las fotos al servidor, que hasta ayer no las he tenido todas en mis manos (es lo que tiene llevar varias cámaras de fotos), aunque todavía no sé como hacer galerías de imágenes en MacOS X; siempre puedo aprender a hacerlas en bash.
El jueves tarde fue a casa de riva a preparar todo lo que teníamos que llevar y a ultimar nuestro planes de conquista; Barcelona es una gran urbe y había que estudiar meticulosamente todos los movimientos a dar. Llevé la ropa que pensaba emplear en el viaje y preparamos una maleta grande. La razón de llevar una maleta grande es que así nos sobraría espacio y podíamos llevar una bolsa de deportes dentro, algo muy útil si comprabamos muchas cosas para poder traerlas a Madrid sin problemas de almacenaje. Además, sólo facturabamos una maleta a la ida porque vueling nos cobraba este servicio, así que cuanto menos facturásemos mejor.
El viernes por la mañana partimos en busca de moriarty. Éste nos esperaba en la estación de Mar de Cristal. Tras el feliz encuentro nos dirigimos a la T2 de Barajas… ¡Craso error! Las salidas de vueling son en la T4. Así que nos tocó correr al autobús para poder cambiar de terminal. Por suerte ibamos con tiempo de sobra. Mucho tiempo de sobra así que no hubo problemas y nos tocó esperar mucho de todas formas. Tras esto, cogimos los billetes, facturamos la maleta y fuimos en búsqueda del control policial perdido. En nuestro camino nos encontramos con Matrix (¿verdad, mori?). Tras pasar el control no sin incidente por parte de mori, conseguimos llegar al otro lado y ya sólo tocaba esperar al avión. Dos horas y algo después estamos en Barcelona, tomamos el cercanías hacian Sants y de ahí el metro hasta Paral·lel.
Tras perdernos un poco buscando el albergue conseguimos encontrar el camino correcto y conseguimos registrarnos y ver nuestras habitaciones. La habitación era pequeña con unas taquillas en proporción donde apenas éramos capaces de meter la maleta. Además, la puerta estaba mal y no cerraba, por lo que cualquiera podía entrar. La verdad es que no nos preocupó nada, porque los tenemos cuadrados y si alguien entrase y se llevase algo, matábamos a todos y los colgábamos en la calle para que los demás aprendan la lección, que así no las gastamos los de Madrid, ¿eh? (¿qué pasa?) 😛 Tras esto partímos rumbo a plaza de España no sin antes hacer una parada de avituallamiento, que ya hacía hambre. Eso de comer a las 4 de la tarde no puede ser bueno, debería estar prohibido. El caso que comimos de menú en un Pizza Hutt (es la primera vez que estoy en uno que tiene menú).
Continuamos nuestro camino y finalmente encontramos las dos torres. No, no son Barad-dûr y Orthanc. Como veréis en las fotos cuando las publique, en la entrada de la fira de Barcelona hay dos torres gigantescas, la verdad es que una entrada realmente impresionante y precioso.
Felices y contentos como Gargamel con un cargamento de pitufos fuimos a comprar la entreda… Vale, en realdad fui yo a comprar la entrada, que fui el único que no entraba gratis >.< Y de ahí a ver un poco el sitio, que iba a ser el único día que iba a estar tranquilo y podríamos dedicarnos a hacer fotografías sin demasiados problemas. De paso nos encontramos con Ciruelo y los pivones que le acompañaban, lo que explica que no se quisiera mover del sitio nunca (me pregunto si dormiría en el stand…), y le pedimos de paso un par de firmitas, para que no perdiese práctica.
Seguimos nuestro periplo por los grandes recintos de la fira viendo frikis por doquier hasta que nos encontramos con la sala en la que estaban escondiendo a Terry Moore, aunque se descuidaron y dejaron un resquicio por el que se le podía fotografiar. Y continuamos nuestro viaje, paramos a comprar en algunos sitios, hicimos fotos y nos fuimos de ahí, que el día tocaba a su fin y aún teníamos cosas que ver.
Y no era poco lo que teníamos que ver, pues quedamos con Virc y Petita en la Rambla, donde también debía llegar Jorge y señora para completar la compañía. Algún día volveré para recorrer la Rambla en condiciones. No dirigieron por entre callejas en busca de un lugar donde tomar algo. Finalmente terminamos en La Oveja Negra, garito de mala muerte no apto para estómagos débiles.
Como ya se hacía de noche tocó pensar en la cena, y como una amiga de nuestros guía creo que se iba al día siguiente y trabajaba en un restaurante japonés, se decidió ir a dicho restaurante; pobre, anda que despedirte de alguien dandole más trabajo 😛
Lo mejor de este restaurante son los tallarines que se mueven, no me pude resistir y filmé un pequeño vídeo en el que se puede comprobar como hacían por vivir.
Al final no nos fuimos de fiesta, el calimocho de la Oveja sentó mal a mis compañeros de habitación y hubo que volverse para evitar males mayores. No me voy a quejar, yo soy de acostarme pronto, así que les acompañé, no fuera que se perdiesen, que nos conocemos y poco tienen que envidiar al gran sentido de la orientación de Ryoga Hibiki.
Tras cerrar los ojos el día terminó; algún día habrá que investigar como puede ser ésto, pero no es normal que el día termine cuando uno cierra los ojos, porque haces que los que estaban de fiesta dejen de disfrutar de la misma, así que luego no están de buenas a la mañana siguiente…