Archivo por meses: septiembre 2005

¡Hasta el infinito y más allá!

Hoy he tenido la defensa de mi proyecto de fin de carrera. Sí, sí, ese que hace tiempo dije que tenía que hacer (creo que lo comenté en el blog antiguo). Pues bien: ¡Ya soy ingeniero técnico!

La verdad es que eso de técnico suena muy mal, así que me esforzaré por que lo quieten 😛 (vamos, que me paso al 2º ciclo). Así que no descorchéis las botellas de cava, que no me voy todavía.

Coste del sofware: Cómo medirlo II

Vimos en el artículo anterior como medir lo que nos cuesta realizar una aplicación informática. Esta medición es desde el punto de vista del empresario (lo que me cuesta realmente hacerlo). Pero dejé algunas cosas en el tintero.

La razón de que no las contase tiene que ver con el hecho de que ya no estamos en el ámbito del fabricante de software, sino en el del mercado. Esto es, ya no mido el coste únicamente por lo que me cuesta hacerlo, sino que también interviene la situación del mercado. Esto es lo podríamos denominar como valoración especulativa.

La razón de llamarlo especulativo se debe a que se basa a hecho que no son valorables económicamente, sino que especulamos en cuánto puede repercutir sobre el precio alguna condición. Las principales condiciones que pueden repercutir sobre el precio del software son las siguientes:

  • Imagen de la empresa
  • Calidad del software
  • Demanda en el mercado
  • Novedad (cómo de novedoso es)

Como vemos, estas condiciones no se dan únicamente en el software, sino que repercuten a la mayoría de los productos (coches, ropa, etc.). No voy a entrar en más detalles, ya que no me parece algo sencillo de valorar (no me dedico temas de economía).

Esta vez no me he excedido mucho. Siento haber tardado en publicar este segundo artículo, pero estoy muy escaso de tiempo gracias al PFC.

Proximo capítulo: modos de venta, ¿cómo afectan al precio?

Debian y kde 3.4.2

Ayer decidí arriesgarme. Actualicé de kde 3.4.1 a 3.4.2 aún a sabiendas de que perdería bastantes aplicaciones. Pero ahora lo tengo es castellano.

Las aplicaciones ya las iré poniendo poco a poco, conforme salgan de nuevo.

La cosa no pinta mal, todo funciona perfectamente, así no me quejaré, pero espero que repongan superkaramba, baghira y kxdocker pronto.

Coste del sofware: Cómo medirlo

Para conocer cuanto nos va a costar algo, tendremos que saber cómo medir dicho coste. En el caso de hacer la comida, será el coste de los ingredientes más el del gas (si usamos fuego) o electricidad (para los que usen microhondas/vitrocerámica/etc.). La pregunta es, ¿cómo medir el coste de un producto software?

Que yo conozca, para medir el precio de un producto software se viene utilizando COCOMO y COCOMO II, que miden el precio a partir de líneas de código fuente escritas y los Puntos de Función de Albrecht, que utiliza su propio mecanismo: el punto función. Este se puede convertir a pernonas-mes, a líneas de código, etc.

Personalmente, creo que estos mecanismos tienen un problema: sólo sirven para hacer estimaciones. El precio real vendrá dado a la finalización del desarrollo del producto software. Es en este momento cuando sabremos realmente su precio.

El precio del producto software, en el momento de su terminación viene dado por (principalmente) el coste de la mano de obra. Esto es, si tenemos un trabajador que cobra 1000€ mensuales programando durante 3 meses, el coste será de 3000€ más el beneficio. En concreto, los principales costes del desarrollo del un producto software son:

  • El personal involucrado
  • El material utilizado (principalmente papel, lápices, bolígrafos).
  • Desgaste de los equipos(impresoras, computadoras, etc.)
  • Otros gastos: teléfono, gasolina (cuando se hacen visitas al clientes), etc.

Como podemos apreciar, el coste de un producto software se ve influido por muchos elementos, pero existen más elementos que pueden influir en este coste (los iremos viendo en los próximos artículos). Pero esto nos permite saber una cosa: el precio que nos cuesta hacerlo es lo que gastamos para hacerlo. El precio que nos cuesta comprarlo es lo que le cuesta a otro hacerlo más un beneficio (no tiene porqué ser así, como ya veremos).

Ya sabemos como medir el coste (con algo objetivo). En los próximos artículos veremos que puede hacer variar este coste y su precio final. También veremos cómo valorar el coste de una instalación (hardware+software).

Hasta el próximo artículo.

Coste del software: Introducción

Mucho se habla sobre si es más barato implantar software libre frente a software propietario (o viceversa). Hemos visto gran cantidad de informes diciendo que si es más barato GNU/Linux, que es más barato MS Windows, pero en ningún caso estos informes tienen en cuenta según que detalles (por ejemplo, si la aplicación a utilizar existe en uno y en el otro no).

Con este panorama, creo que es necesario explicar cómo saber cuando es más barata una solución y cuando otra, teniendo en cuenta todos los elementos posibles. Para ello estoy preparando unos artículos que nos permitan entender mejor cómo valorar este tipo de productos.

Espero que esto sea de utilidad. La mayor parte de las cosas que explicaré serán obvias, pero no viene mal comentarlas. También se tratarán detalles sobre los modelos de venta que actualmente se utilizan.

Para terminar, pediros que no seáis impacientes, ya que puede que me lo tome con algo de calma.

El precio del calentamiento

En esta semana hemos visto cómo el huracán katrina a arrasado Nueva Orleans. Poco a poco, vemos como cada año se incrementa la fuerza de los huracanes, muy probablemente ayudados por el efecto invernadero.

En estos momentos, EE.UU., el país más contaminante del mundo, está empezando a pasar factura. Y es que el no respetar el protocolo de Kyoto le va a salir caro. Puede que en los próximos años veamos como EE.UU. pierde más dinero en levantar todo lo que los huracanes destruyen que lo que le costaría cambiar la industria para contaminar menos.

Yo, por mi parte, propondría el no comprar (o por lo menos comprar lo mínimo posible) productos de este país hasta que siente la cabeza. EE.UU. depende fuertemente de las exportaciones y, si se queda sin estas, no tendrá más remedio que cambiar de actitud.